Tu cabello encanece entre mis manos
y como aguas silenciosas
nos abandonan los recuerdos.
Muy atrás queda todo.
Aquel momento luminoso
en que nos conocimos.
Nuestro amor inexplorado.
Aquellos años locos
como potros desbocados.
Ahora déjame amarte despacio
con el espíritu apaciguado
bajo la mansedumbre de este viejo árbol
que nos cobija.
Deja que mis dedos fatigados
peinen la calma de las horas
entre tus cabellos plateados.
Deja que mis tiempos tardíos
concluyan sus días
en este rincón de tus ojos
donde giran los astros.
Ahora quiero ser feliz con sólo pensar
que me aguarda un crepúsculo único
junto a ti.
Los ritmos cambian con el tiempo, aunque éste no siempre desgasta. Son muy reacios a la erosión ciertos sedimentos. Besos.
ResponderEliminarBello poema, especialmente la penúltima estrofa.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Saludos cordiales.
¡Precioso! Es una maravilla pensar así.
ResponderEliminarYo también quisiera envejecer al lado de mi amor.
Te deseo, de corazón, que todos esos buenos sentimientos los hagas realidad.
Te dejo mis cariños y mi saludos, por ser la primera vez que entro en tu casa.
Te felicito.
ResponderEliminarEs uno de los poemas más tiernos y bellos que he leído.
Bravo!!!
Saludos.