Cerraste la puerta,
apagaste las luces
y abriste tu vestido.
Olías a flor mojada.
Tus ojos me miraban
desde una isla misteriosa.
Oímos tambores lejanos
y rugidos en la selva.
Todo ocurrió en una playa.
Nos envolvió la marea
y sucumbimos arrastrados
por las corrientes oceánicas.
apagaste las luces
y abriste tu vestido.
Olías a flor mojada.
Tus ojos me miraban
desde una isla misteriosa.
Oímos tambores lejanos
y rugidos en la selva.
Todo ocurrió en una playa.
Nos envolvió la marea
y sucumbimos arrastrados
por las corrientes oceánicas.
Bella descripción de un momento de pasión. Tus versos cargados de bellas figuras:
ResponderEliminar"Tus ojos me miraban
desde una isla misteriosa".
No lo creerás, pero esa figura dejó en mí la sensación de lo ideal de una entrega con amor a pesar que fue una "cita a ciegas"
Saludos cordiales.
Que preciosidad de pleamar.
ResponderEliminarUn abrazo Joan.
Un poema seductor y muy sensual. El ritmo de los versos es como si ensartaras un beso tras otro.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto eso de que riman como besos.
ResponderEliminarsiempre hay que cerrar las puertas de arena
ResponderEliminarOjalá todas la citas a ciegas fueran como ésta.
ResponderEliminarMe gustó mucho ~
Un beso o 2 #
Me gustó. Tiene ese toque de sensualidad y erotismo que me encanta. Ya me estaba calentando, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo
Aprovecho el comentario de Diego Trad...lo mismo digo!jajaja...
ResponderEliminarSaludos desde Buenos Aires!!!!
Quizá sólo por eso merezca la pena apagar la luz de vez en cuando: sólo por obtener un pedazo de selva. Abrazos.
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