“Y en la profunda oscuridad permanecí largo tiempo atónito, temeroso…
Soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido a soñar jamás”.
Edgar Allan Poe
Es negra la noche, es interminable.
Es el ojo oscuro del universo.
De su negrura nace el misterio oculto.
El miedo a la oscuridad.
En pozos negros de soledad.
En campos sombríos de sangre seca.
Ya no queda nadie en tierra baldía.
Solo vestigios y espectros.
Cenizas del pasado oscuro.
Luces tristes de pueblos vacíos.
Una estación perdida en el tiempo.
Una vía muerta, un vagón moribundo.
Un reloj parado a cien segundos de la medianoche.
Y un andén desolado en la penumbra.
Son testigos mudos, noctámbulos expectantes.
Todos esperan el tren de la noche.
Ya se acerca, viene chillando.
Surge de las tinieblas como una exhalación.
Pasa de largo chirriando chispas de fierro.
Es un tren fantasma devorando sombras.
Rodando sobre hierro por sendas tortuosas.
Hace temblar viejos puentes sobre ríos secos.
Surca tenebrosos abismos escarpados.
Es una sinuosa serpiente deslizándose hacia su agujero.
A lo lejos, una herida en la montaña se acerca.
Es el túnel abriendo su negra boca.
Dentro vive la obscuridad del mundo.
Qué buen poema:
ResponderEliminarNos adentras con muchos aciertos poéticos en los misterios de la noche a través de ese enigmático tren.
Un abrazo
Que inquietante poema, amigo. Quizas eso sea lo que hacemos, esperar ese maldito tren, cada vez queda menos luz. Un abrazo, poeta.
ResponderEliminaralgo diferente abrazos desde Miami
ResponderEliminarVuelvo a leer tu enigmático poema y encuentro más significados. Es un poema muy bueno, la verdad...
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